domingo, 16 de febrero de 2014

Continución del libro, Adrián Rodríguez Barroso



Y si por un momento habéis llegado a pensar que mis andanzas solo fueron fruto de mi manera de ser y hacer las cosas estáis equivocados nada hubiera sido posible si el alma de mi madre no me hubiera visitado cada noche en mis sueños, nunca la conocí, ella dio su vida al darme la mía, sin embargo desde que tuve uso de razón la sentía presente siempre al ir a la cama , cuando cerraba los ojos y me invadía la melancolía, era el momento justo de soñar con ella, me decía no tengas miedo, se fuerte, valiente, generoso. Esto me sirvió en momentos muy duros en mi vida, por ejemplo, cuando tuve que zarpar en un barco con rumbo desconocido, para cuando llegue a España y me recibieron gente que no había visto jamás y sobre todo para cuando tuve que pintar la cruz en el pecho de mi gran amigo Velázquez siempre pensé que el mismísimo diablo tuvo que ver algo en todo esto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario