jueves, 31 de octubre de 2013
Continuación de mi libro: El Palacio de la Medianoche.
Cuando Ian abrió el paquete que Ben le mandó hasta Inglaterra con su collar, no reparó en un papel que había al fondo en el que se enunciaba la frase "a las 17.00 en Straight Street''. Se dio cuenta de que el collar era para que supiera que nadie le estaba engañando, que era él, su amigo, que había venido a visitarle desde tan lejos.
¿Sería verdad? ¿Habría recorrido todas esos kilómetros para verle? Todas las dudas que le asaltaban estaban por encontrar respuesta en menos de 1h. Las 16:13, miraba el reloj cada minuto deseando que pasara rápido. Cuando se acercaba a las 17h, empezó a prepararse y salió pitando hacia Straight Street.
Cuando volvió la esquina de la calle, lo vio. Vio a Ben, a su mejor amigo, después de tanto tiempo. No estaba 100% seguro de que fuera él, el paso del tiempo les había afectado a los dos, pero en cuanto Ben fijó sus ojos en los suyos, echaron a correr el uno al otro hasta darse un abrazo. Se sentaron en un bordillo, recordando cómo lo hacían en su juventud. No tenían mucho que contarse, por lo menos Ian, que se llevó una gran sorpresa al ver que su amigo Ben tenía miles de historias que contarle sobre sus libros, sus amores pasajeros, y unos cuantos de líos en los que se había metido.
Ben se hospedó en la casa de Ian durante bastante tiempo, ya no había casi nada de lo que hablar, se habían contado hasta el más mínimo detalle de sus relatos, contado diez veces la misma historia, y añorando esos tiempos de la Chowbar Society y por su puesto, el Palacio de la Medianoche. Una noche de invierno, en la madrugada, ya los dos sentían que no tenían más tiempo para vivir... se acostaron en sus camas y comprendieron que mañana no despertarían.
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