(Dionisio acaba de salir del hotel en el que dejó a Paula, prosigue a entrar al coche que le llevará a la iglesia para casarse con su amada Margarita. Una vez entra al coche, reflexiona sobre su decisión.)
Dionisio.-Perdone caballero, ¿usted sabe cuando tardaríamos desde aquí hasta la iglesia?
Cochero.-Sí, más o menos media hora... ¿Tiene usted algún problema señor?
Dionisio.-No...Nada...Es que estoy tan nervioso... (Dionisio, al cabo de un cuarto de hora de tan horrible reflexión, se decide.)
Dionisio.-¡Caballero! !Pare usted el coche por favor!
Cochero.-¿Qué ocurre señor? ¿Se encuentra usted mareado?
Dionisio.-¡No estoy preparado para esto! Yo no quiero casarme, quiero estar junto a Paula, e ir todos los días a la playa, y comer cangrejo y nadar en el mar y tomar el sol y desayunar huevos pasados por agua. No me gustaría en absoluto tener que levantarme a las seis de la mañana para tomar huevos fritos con pan, ni reunirme con ricos centenarios, yo quiero divertirme.
(El cochero, muy obediente, paró el coche y el corrió frenéticamente hasta el hotel. Cuando llegó a la habitación de Paula, dio tres golpes a la puerta, pero nadie contestó y decidió preguntarle a la recepcionista.)
Dionisio.-Perdone muchacha, ¿sabe usted dónde está Paula?, estaba alojada aqui hace una hora, pero ahora no hay nadie en su habitación.
Recepcionista.-Sí, se acaba de marchar a otro lugar. A lo mejor si usted mira en la estación del tren que hay cerca del hotel la encontrará.
Dionisio.-Muchas gracias señorita, es usted muy amable. (Dionisio se dirige a la estación, allí ve a Paula justo antes de entrar al tren pero hace que se pare.)
Dionisio.-¡Paulaaaa!, tenías razón, casarse es de idiotas, yo quiero estar contigo y divertirnos todos los días. No pienso casarme.
Paula.-Pero... ¿Y Margarita?
Dionisio.-No quiero estar con ella, porque estar con ella es muy aburrido, quiero irme contigo.
Paula.-Yo también he dejado a Buby y me gustaría estar contigo, pero... ¿Y el grupo de ballet?
Dionisio.-No pasa nada, yo iré contigo donde quiera que vayas, siempre te acompañaré.
(Paula suelta las maletas y las deja caer al suelo. Se besan.)
FIN
Cochero.-Sí, más o menos media hora... ¿Tiene usted algún problema señor?
Dionisio.-No...Nada...Es que estoy tan nervioso... (Dionisio, al cabo de un cuarto de hora de tan horrible reflexión, se decide.)
Dionisio.-¡Caballero! !Pare usted el coche por favor!
Cochero.-¿Qué ocurre señor? ¿Se encuentra usted mareado?
Dionisio.-¡No estoy preparado para esto! Yo no quiero casarme, quiero estar junto a Paula, e ir todos los días a la playa, y comer cangrejo y nadar en el mar y tomar el sol y desayunar huevos pasados por agua. No me gustaría en absoluto tener que levantarme a las seis de la mañana para tomar huevos fritos con pan, ni reunirme con ricos centenarios, yo quiero divertirme.
(El cochero, muy obediente, paró el coche y el corrió frenéticamente hasta el hotel. Cuando llegó a la habitación de Paula, dio tres golpes a la puerta, pero nadie contestó y decidió preguntarle a la recepcionista.)
Dionisio.-Perdone muchacha, ¿sabe usted dónde está Paula?, estaba alojada aqui hace una hora, pero ahora no hay nadie en su habitación.
Recepcionista.-Sí, se acaba de marchar a otro lugar. A lo mejor si usted mira en la estación del tren que hay cerca del hotel la encontrará.
Dionisio.-Muchas gracias señorita, es usted muy amable. (Dionisio se dirige a la estación, allí ve a Paula justo antes de entrar al tren pero hace que se pare.)
Dionisio.-¡Paulaaaa!, tenías razón, casarse es de idiotas, yo quiero estar contigo y divertirnos todos los días. No pienso casarme.
Paula.-Pero... ¿Y Margarita?
Dionisio.-No quiero estar con ella, porque estar con ella es muy aburrido, quiero irme contigo.
Paula.-Yo también he dejado a Buby y me gustaría estar contigo, pero... ¿Y el grupo de ballet?
Dionisio.-No pasa nada, yo iré contigo donde quiera que vayas, siempre te acompañaré.
(Paula suelta las maletas y las deja caer al suelo. Se besan.)
FIN
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