domingo, 2 de marzo de 2014

La senda del escritor.

Decidí hacer una relación de lo que me había ocurrido el último año. Para ello, saque un tintero que había comprado antes de venir, y tomando la pluma del ave Fénix, que con tanto esmero conservaba, comencé a escribir sin dificultad, como si a través de ella resucitasen de nuevo lo sucesos de aquel año.
Sin temblarme la memoria, escribí: Yo, el pobre Robinsón Sánchez, habiendo naufragado durante una terrible tempestad, llegue a la playa de esta miserable e infortunada isla, a la que llamé de la Desesperación...

Los días aquí en la sierra son largos y aburridos. Mi padre se pasa todo el día fuera, esperando que pase un tren, y  mi madre siempre con sus faenas, sola en casa. Yo me encierro en mi habitación y escribo y escribo. Solamente hago pensar y añadirle partes a mi pequeño diario.

Un día mientras salí a pasear por la sierra, paró un tren y se bajaron unos chicos que me dijeron:
-¡Eh, tú! ¿Qué haces por aquí?
-Vivo aquí.- respondí con un tono desconfiado.
-Que aburrido.-me dijeron ellos- ¿y qué haces para entretenerte?.
-Escribo un diario de mi último año.
-Pues por si te interesa, ahora hay un concurso para principiantes escritores de libros.
- Sería muy interesante, gracias, pero no sé si me dará tiempo a terminar mi obra.
-La próxima semana pasaré otra vez por aquí y te traeré toda la información. Tengo que irme, adiós.

Tal como me habían dicho, a la semana siguiente me trajeron toda la información del concurso, y después de leerla, decidí presentarme. Se lo dije a mis padres y ellos me apoyaron en mi decisión. Luego me puse manos a la obra para terminar mi diario, ya que quedaban pocos días para que finalizase el plazo de presentación.

5 meses más tarde.

Todos los lunes, cuando paraba el tren que cada semana llevaba el correo de una ciudad a otra, yo me acercaba por si había alguna carta para mí, pero las semanas pasaban y pasaban, y no llegaba noticia alguna. Un día, por fín, me llegó una noticia buenísima, había recibido una beca para entrar en la Universidad de Salamanca el próximo curso, donde estudiaría y podría seguir escribiendo.
Mis padres se alegraron  muchísimo, me dijeron que vendrían a visitarme todas las veces que pudieran.

Al día siguiente, cuando paró el tren se bajaron Andrés y Ernesto, pues así se llamaban los chicos que me trajeron la información del concurso, ellos ya se habían enterado de que había ganado.

Muchas Felicidades, Miguel, nos alegramos muchísimo, dijeron ellos.
-Gracias. En Septiembre me marcharé para Salamanca, para comenzar mis estudios.
-Ya lo sabemos. Veníamos a decirte que nosotros también estudiaremos este próximo curso allí.
-¡Qué bien!, pues ya nos veremos. 

Por fin llegó el día, tenía muchas ganas de emprender mi viaje, estaba seguro de que iba a conseguir llegar a ser un escritor importante en esta vida, y para ello, pondré todo mi esfuerzo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario