Pocos años después de que “Buck” sintiera la llamada de la selva y se
hiciese un perro solitario, las cosas cambiaron mucho por la zona. Llegaron los
hombres al bosque. Venían a talarlo, para construir chozas de madera y hacer
pueblos.
Cuando llegó el invierno regresó la manada de lobos, como todos los años,
y “Buck” se unió a ellos para ver que estaba pasando, pero ya era demasiado
tarde. Los hombres habían talado gran parte del inmenso bosque que los acogía
en esta estación tan dura, y todo estaba lleno de chozas.
“Buck” no sabía qué hacer, estaba desconcertado, perdido. No podía echar
a los humanos, eran más, y tenían armas. Pero no quería seguir en ese lugar que
ya no reconocía. Así que no tuvo más remedio que salir de allí y dejar a la
manada, a la búsqueda de un nuevo lugar para vivir.
Estuvo algún tiempo caminando hacia el norte, sin rumbo fijo. Poco tiempo
después llegó a un valle, en la que vivía una gran manada de lobos. Como ya
estaba acostumbrado a tratar con los lobos buscó al macho alfa, para pedirle
que si podía vivir allí.
Una
vez lo hubo encontrado éste le dijo que no, que no era un lobo sino un perro, y
que se tenía que marchar. Pero “Buck” no iba a aceptar esa negativa. Le retó a
un duelo en el que el que ganara sería el nuevo líder de la manada, y el otro
se tendría que marchar.
Se
formó un circulo y en medio los dos, dando vueltas, hasta que el líder de la
manada saltó hacia Back. Él lo esquivó; entonces “Buck” le mordió en la pata.
Cuando el líder se levantaba poco a poco, “Buck” le envistió. Se dio la vuelta,
y en ese momento el líder le saltó al cuello. “Buck” se retorció en el suelo para quitarse al otro
de encima. En un momento en que los dos estaban apoyados en el otro a dos patas
el líder le arañó el ojo. “Buck” olía su propia sangre, y le devolvió otro
arañazo, pero en este caso fue letal, y le rajó el cuello.
Allí estaba el líder, desangrándose delante de toda su manada, y Buck
mirando a los que serían su nuevo grupo. Pero no le dio tiempo de nada ya que, justo
en ese momento, se escucharon muchos disparos.
Eran los hombres, que silenciosamente se habían acercado a los lobos mientras
estaban en el duelo. Empezaron a hacer una masacre. “Buck” salió corriendo y
mató a 4 humanos mientras huía; corrió y corrió sin parar, hasta que no pudo
más. Llegó a un lago y allí pasó la noche.
A
la mañana siguiente “Buck” tenía mucha hambre,
así que fue a cazar. Se encontró un pequeño campamento de 7 hombres;
silenciosamente cogió la comida de los hombres,
y salió corriendo. Uno de los hombres lo vio y le disparó. La bala le
atravesó la pata izquierda trasera.
“Buck” huyó, pero dejo un rastro de sangre. Sabía que como algún lobo lo oliese
iría en su busca para matarlo. “Buck” sabía que igualmente no le quedaba mucho
tiempo, estaba moribundo. Entonces vio la gran montaña detrás del bosque. Quería
ir allí antes de morir.
No estaba muy lejos de la montaña cuando sintió unos ruidos cerca de él.
Era un lobo. “Buck” se escondió, y cuando el lobo estaba desprevenido le saltó
al cuello y lo hirió mortalmente. Así pudo seguir su camino.
“Buck” estaba débil y le costaba subir la montaña, pero siguió adelante.
Una vez en la cima, esperó a que el sol se pusiese. Cuando llego la noche,
sabiendo que nunca más despertaría, se tumbó, cerró los ojos, y durmió.
Efectivamente, nunca más se levantó.
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