Tras la muerte de Marianela, Florentina y Pablo estuvieron viajando durante tres años por muchos países.
Al cabo de un tiempo, Florentina y Pablo tuvieron dos hijos, no sabían cómo llamarles, por eso optaron por la opción de ponerle a una 'Nela' y al otro 'Teodoro'; Nela en reprentación de Marianela ya que a Florentina le había importado mucho, y Teodoro en representación de Teodoro Golfín que le había devuelto la vista a Pablo.
Al año de que nacieran los pequeños, Florentina tuvo que viajar a Estados Unidos por temas de trabajos y decidió llevarse a Nela y a Teodoro.
Mientras que los tres estaban por Estados Unidos, Pablo empezaba a sentirse día tras día cansado, la vista se le nublaba, le entraban mareos, no podía dormir... Esto empezó a asustarlo realmente.
Un día se levanta con la desgraciada sorpresa de que volvía a ser ciego, no veía nada, todo era negro y a veces blanco.
-No veo, ¡oh, dios, me hiciste ciego y ciego moriré! ¿Por qué me devolviste la vista y ahora me la has vuelto a robar? ¿Merezco esto? Ahora que yo empezaba a ser feliz, vas a y me robas también la felicidad..- Dijo Pablo llorando, inundado en lágrimas, sin saber qué hacer.
Seguidamente de esto cogió el telefóno con la intención de llamar a Florentina, pero se sentía tan mal e inútil que prefirió no contarle nada hasta que ella llegase y lo notase, y así también sería mejor para ella y no arruinarle los temas de trabajos.
Pablo pasaba los días solo, llorando, preguntado el por qué le había tocado vivir todo lo que estaba viviendo, a penas comía y no se relacionaba con el mundo...
¿Tan grande era su tristeza? Pues sí, el quería ser feliz, y cuando lo estaba siendo vuelve a perder la vista. Sabía perfectamente que ciego no iba a encontrar la felicidad ya que lo había vivido anteriormente, no quería ver que sus hijos crecían y el no iba a poder verlos...
La única solución que el encontraba era matarse, así no sufriría más. Cogió un puñal y se lo clavó.
Un mes después, Florentina regresó de Estados Unidos. Había dejado a Nela y a Teodoro allí en Estados Unidos con unos amigos. Florentina quería que sus hijos viviesen allí y así lo hizo.
Cuando Florentina entró y vio que la casa estaba sucia, desordenada, y Pablo en el suelo, lleno de sangre y el puñal clavado en el corazón, se quedó pasmada, anonadada, pálida, sudorosa, nerviosa, tiritando. Florentina desconocía la causa por la que se había matado, seguido esto se sentó a su lado, dándole besos en la cara, tortas en la cara a ver si respondía, pero no, era imposible, Pablo estaba muerto.
-No puedo seguir esta vida sin ti, Pablo. Quiero estar siempre a tu lado, no puedo dejar que te vayas y yo aquí, sola, echándote de menos toda la vida... Me mataré, me mataré para estar contigo, juntos.
Florentina cogió el mismo puñal con el que Pablo y cuando se lo iba a clavar entró por la puerta uno de sus criados, este impidió que Florentina se clavase el puñal.
Unos días más tardes, en los que Florentina no había parado de llorar, fue el intierro de Pablo, ordenó y limpió la casa, su criado le propuso que se fuese a Estados Unidos de vuelta y hiciese allí una nueva vida con sus dos hijos.
Florentina, tras estar unos días pensando en la respuesta, aceptó.
Tenía una vida por delante junto con sus dos hijos, entonces ella, hizo todo lo necesario por regresar a Estados Unidos.
Un mes después, allí estaba Florentina, viviendo con sus hijos y trabajando. Y, sobre todo, echando de menos a su marido y pasando los días llorando.
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