Acto cuarto
CUADRO PRIMERO
(Las VECINAS, arrodilladas en el suelo, lloran.)
VECINAS.
Cuchillitos, cuchillitos,
quitáis vidas sin pensar,
las quitáis y os vais sin más.
Madre usted no llore,
deje a un lado a la soledad,
porque aunque sea difícil,
usted tendrá que luchar.
ÁGATA. (Madre).
No puedo hacer nada más,
estoy sola,
primero mi marido, después un hijo y ahora el otro,
¿qué más me pasará?
Sólo me queda estar en mi casa,
me encerraré y me encerraré,
hasta que la muerte decida llevarme a mi también.
No puedo hacer nada más,
estoy sola,
primero mi marido, después un hijo y ahora el otro,
¿qué más me pasará?
Sólo me queda estar en mi casa,
me encerraré y me encerraré,
hasta que la muerte decida llevarme a mi también.
(La MADRE cierra la puerta de su casa dejando a la novia sentada en su puerta.)
NOVIA.
Aquí me quedaré,
de nada servirá
pero yo fui honrada, no hice nada.
Lo siento, lo siento,
coje el cuchillito y mátame ya
en esta vida, no me merezco estar.
Cinco meses después.
Estos meses, le dieron mucho que pensar a Ágata. Seguía con su soledad, intentando asimilar todo lo que le había ocurrido, pero solamente quería que esos miserables cuchillitos le atravesaran a ella, para poder irse con los suyos.
En este tiempo había llegado al pueblo una nueva vecina, llamada Fátima, con la que la madre había entablado amistad. Ella tenía unos 40 años, tenía un aspecto agradable, era alta y morena.
FÁTIMA (a ÁGATA).
Despierta, despierta, vámonos,
caminemos hacia donde nos dirige el sol.
Sin prisas y sin pausas
sin pensar ni juzgar,
sin mirar atrás,
disfrutando de la tranquilidad y la paz.
ÁGATA.
Ya he sufrido demasiado,
no me quedan lágrimas que derramar,
tendré que mirar al frente y no bajar la vista nunca más.
LA NOVIA.
¡Ay de verdad, esto yo no lo puedo aguantar!
Mía fue la culpa, mía nada más,
Me iré de este pueblo, y no volveré jamás.
En este tiempo había llegado al pueblo una nueva vecina, llamada Fátima, con la que la madre había entablado amistad. Ella tenía unos 40 años, tenía un aspecto agradable, era alta y morena.
FÁTIMA (a ÁGATA).
Despierta, despierta, vámonos,
caminemos hacia donde nos dirige el sol.
Sin prisas y sin pausas
sin pensar ni juzgar,
sin mirar atrás,
disfrutando de la tranquilidad y la paz.
ÁGATA.
Ya he sufrido demasiado,
no me quedan lágrimas que derramar,
tendré que mirar al frente y no bajar la vista nunca más.
TELÓN
CUADRO SEGUNDO
Plaza donde únicamente se escucha el bullicio de los niños jugando. En el centro una gran fuente de piedras antigüas en las que cae el agua que apenas se escucha. Al rededor de esta, unos bancos de hierro pintados de negro.
ÁGATA.
Que ven mis ojos,
no puede ser real,
no quiero empezar a recordar,
tú tuviste la culpa,
maldita sin piedad.
FÁTIMA. (a las dos)
Ya tiempo pasó, de ese horrible suceso,
no lo recordéis más,
eso sólo os hará sentir mal.
Y tú (dirigiéndose a la novia), eres joven,
deja el pasado atrás,
ya has pagado por ello,
ahora tendrás que olvidar.
Y tú (dirigiéndose a Ágata),
perdónala ya,
nadie tuvo la culpa,
era joven y se dejó llevar,
los tuyos, aunque no estén,
siempre te acompañaran.
¡Ay de verdad, esto yo no lo puedo aguantar!
Mía fue la culpa, mía nada más,
Me iré de este pueblo, y no volveré jamás.
ÁGATA.
Quizás no sea yo la que aquí deba estar,
yo ya no puedo aguantar más,
cogeré el cuchillito y me iré ya,
con los que me quieren,
con los míos de verdad.
Mientras tanto, ustedes disfrutar.
TELÓN.
FIN DEL DRAMA.
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