El viejo Ebenezer Scrooge, no contento con la
transformación que había tenido, ya que solo había cambiado su manera de actuar
y de ver el mundo, decide transmutar pero esta vez con hechos y no solo
convirtiéndose en una persona amable, amigable y buena. Es por esto por lo que
Scrooge comienza a donar multitud de cosas que le eran innecesarias, a ayudar a
las personas necesitadas, a los pobres y a los más desfavorecidos, a
darles un donativo o cualquier cosa para que pudieran comer, etcétera.
Aunque los anteriores actos realizados por Scrooge eran buenos, Ebenezer
efectuó otros hechos mucho más importantes y que nadie anteriormente había
realizado, como es el caso de la creación de un hospital para tratar a todas
aquellas personas que no tuvieran recursos económicos. En esta época no
existían los hospitales públicos, solo los privados, es decir, los de pago, y,
por esto, las personas que no tenían dinero morían, ya que no podían asistir a
estos lugares para ser tratados por médicos y especialistas.
Ebenezer también acudía
diariamente al cementerio a visitar la tumba de su antiguo mejor amigo y socio
Jacob Marley para mantenerla y cambiarle las flores y, cuando se encontraba
allí, se sentaba en el borde del sepulcro de su amigo y empezaba a contarle
todo lo que le había ocurrido ese día, ya que siempre acudía por la noche.
Era una tarde cualquiera
en la que Scrooge salió a la calle a dar un paseo como de costumbre.
Comenzó a observarlo todo, hasta el más mínimo detalle porque era muy cotilla y
le gustaba saber de los demás. Pudo ver a muchos niños huérfanos, más que de
costumbre, ya que en aquel lugar eran muy frecuentes, a multitud de personas mayores
y no tan mayores sentadas en los bordillos de las aceras pidiendo limosna o,
incluso, a personas rebuscando en las papeleras y contenedores para ver si
encontraban cualquier cosa que les pudiera servir o algo para alimentar a su
familia. También observó a una gran cantidad de personas sin recursos
económicos que estaban enfermas y se estaban muriendo. Scrooge, al llegar a su
casa, apenado por las muchas situaciones malas que había visto esa tarde, se le
ocurrió la idea de construir un hospital o un centro de acogida, como bien se
le quiera llamar, para tratar a todas estas personas. Así, que sin más, se puso
manos a la obra e inmediatamente llamó a obreros y a operarios para que se
encargaran del trabajo. Uno de estos obreros era un amigo suyo de la infancia.
Se llamaba Daniel y era algo más joven que él, tenía el pelo y la piel oscura, los
ojos claros y un enorme bigote en la cara. A Daniel de pequeño le encantaba
jugar con Scrooge, cosa que era muy extraña porque éste era una persona egoísta
y nadie quería tenerlo presente. Ebenezer se alegró mucho al verlo y estuvieron
un buen rato hablando sobre las cosas que le habían ocurrido. Scrooge le contó
lo que le había sucedido y porqué se había convertido en una persona amable.
-¡Qué alegría verte
Ebenezer! ¿Cómo te van las cosas? Yo llevo once años viviendo en España y he
venido para visitar a mi familia y para ver como transcurren las cosas por aquí
–dijo Daniel.
-Todo me va de maravilla,
Daniel. Te he echado mucho de menos durante este tiempo. Me han ocurrido unas
cosas rarísimas en las últimas semanas. Primero se presentó en el salón de mi
casa el espectro del mismísimo Jacob Marley y me anunció la venida de tres
fantasmas –prosiguió Scrooge-. Estos tres fantasmas, que eran el de las
Navidades Pasadas, el de las Navidades Presentes y el de las Navidades Futuras
me mostraron todo lo que me había sucedido y lo que me iba a ocurrir. ¡Me enseñaron
mi sepultura! Es por esto por lo que decidí cambiar mi manera de ser, para no
acabar como me dijo el fantasma, es decir, muerto.
-¡Qué cosas más extrañas,
amigo! –dijo Daniel muy asombrado-. Pero debo ponerme ya con mi trabajo para
terminar pronto. Luego nos vemos.
La obra fue avanzando
rápidamente y al cabo de cinco escasos meses todo estuvo construido, solo
faltaba amueblar el edificio y pintarlo. Así que Scrooge, junto a su amigo
Daniel, se puso a hacer todo lo que faltaba para concluir la construcción.
Pasados tres meses, una vez estuvo todo terminado, Scrooge, que era el dueño de
todo el edificio, empezó a contratar a personas para que trabajaran allí.
Transcurrieron tres semanas y, al no quedar nada por hacer y estar todo listo
para que pudiera comenzar a funcionar, decidió inaugurarlo. A dicha
inauguración acudieron multitud de personas incluyendo el alcalde del pueblo y
muchas personas famosas.
Esta gran obra de caridad realizada por Scrooge acogió a muchísimas personas necesitadas, pobres o enfermas y libró de la muerte a gran cantidad. En ella, las personas que allí estaban trabajando, cuidaban, ayudaban y curaban a la gran cantidad de personas que estaban ingresadas en aquel lugar. Scrooge fue reconocido por su trabajo y le dieron el premio de caridad.
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