Regreso de P. Zúñiga
Tras varios días después, Miguel fue a visitar al huésped. Cuando
entró en el hospital no se imaginó a quien se encontró. ¡Era Zúñiga!
Rápidamente visitó al huésped y se fue directamente a casa de Enrique para
informarle. Llamaron también a Satur para decírselo. No se lo creían pero
fueron al hospital a buscarlo y allí estaba.
-¡Zúñiga ha vuelto! -dijo Miguel.
-Si, me llevan de nuevo al Centro -respondió entusiasmado Zúñiga.
-Eso es fantástico -dijeron los tres niños.
Zúñiga entró en el centro y les preguntó a los tres niños que si
podían hacerle un favor. Ellos ilusionados respondieron que sí.
-Os pido por favor que me traigáis la última pluma que me falta
por coleccionar. Esta especie de ave sólo se puede encontrar en un lugar concreto,
se encuentra en una pequeña isla situada en el centro del Triángulo de las
Bermudas. -¿Estáis dispuestos? -dijo Zúñiga.
Los tres chiquillos dijeron al mismo tiempo que estaban dispuestos.
-¿Y que tipo de ave es? -dijo Satur.
-Se llama Grifo -dijo Zúñiga.
Los tres niños se despidieron de P. Zúñiga y al día siguiente se
fueron a la porqueriza para planear como podían tirar rumbo a esa isla. El
único problema era conseguir mil euros para ir en avión.
-¡Se me ha ocurrido una idea! ¿Podemos pedírselo a Salazar? -dijo
Miguel.
Los otros dos estaba de acuerdo. Fueron a pedírselo y
esperaron al fin de semana para realizar el viaje. Una vez allí, en la isla se
dividieron para explorar la isla. Enrique se encontró un cascarón de huevo y
avisó a los otros dos. Dijeron que tenía que estar cerca. Avistaron a lo lejos una
pequeña montaña. Había como un nido y se acercaron a verlo. El nido era grande
y esponjoso. Se quedaron esperando a que localizaran el ave. No aparecía, así
que acamparon un poco más abajo del nido. Por la mañana, se despertaron y
fueron a ver si estaba el ave.
-¡Ahí está! -dijo Satur gritando.
Era grande y esplendoroso. Estaba durmiendo Grifo y Miguel, el más valiente con
sigilo, le arrancó una pluma provocando así que se despertase enfurecido.
Los tres corrieron colina abajo para subirse al avión e irse de vuelta a
Sevilla. Cuando llegaron fueron a buscar a P. Zúñiga para dárselo y de
recompensa le dio la mayoría de sus posesiones y ganaron una fortuna. Miguel al
llegar a su casa seguía viendo a su padre triste, así que con el dinero que
ganó le consiguió devolverle el trabajo a su Padre que tanto deseaba.
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