domingo, 19 de enero de 2014
Continuación de Frankestein.
Después de que Frankestein saliera del barco para ir al polo Norte y destruirse él mismo allí, tomó una senda por una montaña. Tras de varios días siguiendo el camino, esquivando personas que se pudieran asustar ante su aspecto, se dio cuenta que era el camino equivocado.
No estaba yendo al polo Norte y en realidad los sabía desde hace un tiempo. Se arrepentía de sus malas acciones, pero era incapaz de autodestruirse. Decidió acampar unos días en un lugar apartado para pensar qué debía hacer.
Lo más justo es que se hubiera ido al polo Norte como prometió, se lo merecía. Pero tuvo una idea mejor, volver con la familia Frankestein, bueno, "familia", ya que sólo quedaba el hermano de Víctor. Decidió ir con él, tratar de convencerle de que soportara su aspecto y lo aceptara. El monstruo quería ayudar a compensar todo lo que había causado. El hermano de Víctor no podía llevar tantas cosas acabo él solo, mantener una casa tan grande, los negocios, demasiado para él solo.
El monstruo decidió coger el camino hasta Ginebra. Después de unos días caminando, no podía soportar más dormir en el campo, al aire libre, en el suelo, debía descansar aunque fuera una par de noches en condiciones para seguir su viaje hacia Ginebra. Se coló en el granero de una casa que encontró por el camino, y durmió entre la paja una única noche, las ganas de compensar lo que había hecho no le dejaban quedarse una noche más. Estaba ilusionado, y eso no le gustaba. ¿Por qué iba a tener que quererle el hermano de Víctor si él no lo había hecho y nadie de su familia tampoco? Bueno, tampoco le importaba, era su única esperanza. Podía ir y que saliera bien, o que lo mataran, que era su otra alternativa al fin y al cabo, ¿por qué no intentarlo?
Tras unos meses llegó a Ginebra, decidió quedarse a las afueras del pueblo para entrar por la noche y que no le viera nadie. Así lo hizo. Cuando entró en casa de los Frankestein, notó demasiado silencio. Sólo la habitaba una persona pero eran sólo las 2 de la mañana, no pensaba que el hermano de su creador pudiera estar dormido ya.
Mientras tanto, el hermano de Víctor se encontraba en la última sala de la casa, sin hacer ruido, ni si quiera se había percatado de que alguien había entrado en casa. Durante todo el tiempo que llevaba estando sólo, había intentado suicidarse de muchas maneras. Pero de ninguna era capaz: ni de ahorcarse, ni de tirarse por un acantilado, ni por una montaña, ni cortarse el mismo las venas... nada. Es cierto que sentía un dolor muy grande y que no quería seguir viviendo, pero era demasiado cobarde para matarse él mismo.
Ese mismo día le había suplicado al boticario que le vendiera veneno, y este lo había hecho. El monstruo llegó a la habitación justo cuando el hermano de Víctor se estaba bebiendo un trago de la copa de vino dónde estaba el veneno. Se quedó paralizado al ver al monstruo e instantáneamente murió con la cara de susto. El monstruo decidió que ya no tendría más sentido vivir. Cogió la copa de vino, bebió lo que quedaba y cayó encima del otro cuerpo sin vida.
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