Después de la recuperación de Luciana, gracias a la labor
realizada por sus amigos, sus padres y su novio poco a poco todo volvió a la
normalidad. Luciana su novio y amigos volvieron a sus estudios y sus padres a
sus respectivos trabajos.
Todos aprendieron algo de lo que había
sucedido y de todo lo pasado sacaron algo positivo. Entre los chavales y el
inspector de policía Vicente Espinós se creó un vínculo muy especial, pues el
propio inspector no se tomó este caso como otro cualquiera se involucró mucho
en él, pues le preocupaba mucho el tema de las drogas y el daño que le podía
causarle a los chavales. Vicente seguía manteniendo contacto con los chavales y
les propuso la manera de poder ayudar a otros chavales y sin que ellos
corriesen ningún riesgo. El día en el que el inspector quedo con ello para
explicarle de que trataba el asunto, todos estaban muy nerviosos, pero no
dudaron ni un segundo en acudir a la cita.
Una vez
allí el policía les explicó que simplemente ellos tenían que seguir con su vida
como siempre, acudiendo al instituto, participando en fiestas, acudiendo a
algunas discotecas y simplemente observar, si en algún momento observaban
movimientos extraños como venta de drogas y pastillas, amenazas y extorsiones
se pusieran en contacto con él. Para contarle todo lo que había visto. El jamás
diría de donde venía la información, y de esta manera la policía tendría
controlado este tipo de eventos y locales, gracias al vínculo creado entre
Vicente, Luciana y sus amigos se pudo ayudar a otros muchos chicos y chicas. Y
aún hoy día siguen colaborando juntos, este secreto solo ellos lo conocen.
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