Han pasado tres años de la muerte de Velázquez. Nicolás, ya es ayudante de cámara y vive tranquilamente. Nicolasito ya es llamado Don Nicolás y se comunica todos los días con Diego de Acedo, diciéndole lo que hace y lo que no. Un día estaba tan tranquilo Don Nicolás, y se entera que un día de estos podrían liberar a uno de los ayudantes de la cámara, pero solo a uno. Esto entusiasmó mucho a Nicolasito, ya que quería volver a ver a su mejor amigo, Diego.
Trabajó mucho durante una semana, hasta que llaman a Don Nicolás para que se encuentre con el jefe de la Cámara. Nicolasito estaba muy nervioso ya que esperaba que le dieran a él la libertad, ya que ésto nunca lo habían hecho. Nada más verse con el jefe, le dijo.
-Buenos días, señor. ¿Para que me has llamado?- Preguntó educadamente
-Hemos visto que has estado trabajando mucho, por eso te queremos dar un premio.- Le dijo mientras sacaba un papel del bolsillo.
-El que, mi señor- Respondió entusiasmado
-Por la presente, ordeno que Nicolas Pertusato, deje de servir al rey Carlos II. Dejándolo libre de toda responsabilidad.- Leyó la carta el jefe de la cámara.
-Muchas gracias, ahora hago la maleta y me voy volando- Nada más decir ésto, de dos saltos salió de la habitación, y en otros dos entró en su habitación.
Con los nervios, tardó más de una hora en preparar la maleta y salir corriendo. Nada más salir de palacio, no sabía que hacer, así que decidió ver la ciudad, y más tarde, buscar a Diego de Acedo y estar junto a él. Su paseo duró más tres horas. Se quedó a dormir en la posada más barata, ya que solo tenía dinero para la posada y algo de comer. Dormía encima de la paja que les daban a los caballos, y sin ningún lujo, nada más que una peste a caballo grandísima. Salió de allí al amanecer. Antes de salir, le preguntó a varias personas que si sabían quien era Diego de Acedo, y si sabían donde estaba, nadie le dijo nada, excepto el vendedor de caballos, dijo que estaba en Madrid, haciendo un trabajo que duraría aproximadamente unos meses. Cogió un caballo y salió a galope de la ciudad, hasta Madrid, para reencontrarse con su padrino. En el viaje le ocurrieron bastantes cosas.
Un día iba tan tranquilo por el campo cuando, de pronto, vio a una mujer corriendo, pidiendo auxilio. Cuando miró atrás de ésta, vio a un toro corriendo hacia ella, Nicolasillo fue hacia ella para subirla al caballo, cuando estuvo cerca de ella, la agarró por un brazo. Al ir muy rápido, no le dio tiempo a subirla, por lo que se llevó diez minutos arrastrada por el suelo. Cuando al final paró, la vio todo magullada y sangrando, porque creía que había sido el toro, ella era una chica bastante guapa, alta, con una melena rubia y unos ropajes de una plebeya. Tenía los ojos grandes y de color azul. le roció con agua las heridas para que curaran, en esto tardó dos días de viaje. Nada más despertar, al ver a Don Nicolás.
-Que hago aquí, lo último que recuerdo es que estaba siendo perseguida por un toro- Dijo extrañada.
-Soy Nicolás Pertusasto, encantado de conocerte, hace ya dos días que te salvé del toro- Le comentó Don Nicolás-
-Yo soy María. Gracias por salvarme, ¿me podrías llevar a Sevilla por favor?-Le preguntó- Es para ver a mi madre, que está a punto de morirse- Le comentó casi llorando.
-Pues claro, levántate y te llevaré en un momento- Respondió mientras ayudaba a la joven a levantarse- Vamos, sube al caballo.
Cabalgaron durante varias horas, hasta que llegaron a un pueblo, allí descansaron de tanto viaje.
-Donde nos quedaremos, yo no tengo dinero y, por lo que veo, tú tampoco- Mencionó Don Nicolás algo preocupado.
-No lo sé, pero yo me iré a dormir a aquella cuadra, si quieres vente conmigo y dormiremos juntos-Le contestó mientras lo agarraba de la mano hacia la cuadra- Tu dormirás en aquella paja y yo en ésta- Mientras decía esto le empujaba.
La noche no fue muy tranquila, ya que Nicolás al dormir, roncaba mucho, y ésto alarmó al encargado de aquella cuadra. El posadero buscaba por toda la cuadra, pero no encontró ningún rastro de personas.
No pudieron aguantar la presión, por lo que salieron de allí a lomos de otro caballo. La noche fue muy apasionada para los dos, cabalgaban solo por la noche, en una noche intranquila. A partir de ese día, la relación fue diferente, como si algo pasara entre ellos.
Tardaron dos días en llegar a Sevilla. María, buscó a su madre, al encontrarla, parecía que solo era un resfriado y que estaba bien. María le pidió su dinero, se lo dieron y salió de la casa.
-Oye, Nicolás, he conseguido algo de dinero, así que si quieres viviremos juntos aquí, en Sevilla- Le preguntó.
-Vale, pero solo sé trabajar como criado, y algo de artesanía.- le mencionó a la joven.
-Pues dedícate a la artesanía.
Pasaron unos meses, se casaron cuando compraron la casa y tuvieron dos hijos.
Mientras Nicolás trabaja solo en su casa, se golpeó contra una puerta que se le calló encima, ahogándolo y muriendo en el acto.
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