Varias semanas después,
me desperté sin ganas, cogí mi batín y mis zapatillas y me fui a la cocina a
desayunar. Cuando llegué, el profesor se encontraba sentado con una taza de té
y leyendo un papel viejo y sucio.
- ¿Que lees?- pregunte
mientras cogía la taza de té.
- Es otro pergamino de
Arne Saknussemm, pero no consigo descifrar el pergamino, lo he intentado de la
anterior manera y nada-
- Déjame ver- respondí.
Cogí el pergamino y lo
ojee durante un rato pero no conseguía averiguarlo, me senté y cogí la taza,
bebí un sorbo del té, deje la taza en la mesa, pero derrame sin querer en el
pergamino.
- ¡Pero que has hecho!-
dijo mi tío llevándose las manos a la cabeza como si el mundo de acabara.
- Espera- dije - mira lo
que le pasa al pergamino, las letras están cambiando-
-Déjame ver - dijo mi
tío ya más calmado.
Las letras que no se
podían leer ahora ya sí, el pergamino decía:
Delante de las columnas
de Hércules hallaras la ciudad perdida en el fondo del mar.
- ¿A que ciudad se
refiere?- pregunte a mi tío que me miraba con cara de alegría.
- Se refiere a la
Atlántida- respondió mi tío con gran ilusión.
- No, rotundamente no,
no pienso ir a otro viaje arriesgado.
De repente alguien llamo
a la puerta, era Graüben que había venido ha visitar a su tío, llevaba un
vestido rojo con unos zapatos marrones y un collar.
- Hola, Otto- dijo con
voz cariñosa.
-Hola, Graüben, necesito
pedirte un favor- respondió el profesor.
- ¿Que necesitas?-
pregunto Graüben.
- Necesito que convenzas
a Axel para que venga conmigo a un viaje- respondió mi tío .
-No se, será peligroso-
- No se trata de si es
peligroso o no, si no de la ciencia, este podría ser uno de los descubrimiento
más grandes del mundo.
-Vale, está bien
intentare convencerlo- dijo Graüben un poco preocupada.
Graüben salio de la
habitación y se para la cocina donde yo estaba.
- Me ha contado Otto lo
que ha pasado- dijo Graüben.
- Sí, y ya sabes lo que
le he dicho- respondí .
- ¿Pero, porque?-
- Porque eso
significaría separarme de ti-
- Pues entonces iré con
vosotros-
- Pero...-
- Ya he tomado una decisión,
y seguro que el profesor no tendrá ningún inconveniente en que yo valla- dijo
Graüben muy decidida.
Al día siguiente, nos
preparamos para el viaje, yo estaba preparando la maleta, cuando el profesor
abrió la puerta de la habitación y me dijo.
- ¿Estas listo?-
- Sí, solo me falta el
billete en barco y ya esta- le dije
- Toma-
El profesor tiro el
billete hacia mi cama.
- ¿Y a donde vamos? -
- Vamos ha España, he
estado investigando un poco y los antiguos griegos llamaban a las columnas de
Hércules lo que nosotros hoy en día llamamos Estrecho de Gibraltar, y
probablemente la Atlántida se encuentre en medio del mar- dijo Otto.
Cuando llegamos al
puerto, el barco que nos esperaba no era un barco de lujo si no más bien un
barco un barco de pesca sucio y viejo.
- ¿Por que vamos en este
barco? le pregunte a mi tío.
- Porque es más rápido y
no podemos perder ni un solo minuto- me respondió .
- ¿Y para que son los
billetes? le pregunte de nuevo.
- Son para el viaje de
vuelta, ya que una vez que encontremos lo que estamos buscando no ara falta ir
tan rápido - me respondió.
Yo estaba preocupado por
Graüben, pero ella parecía emocionada con el viaje, y al final fui yo el que lo
paso peor, ya que nos pillo una tormenta y tuve que vomitar tres veces.
Llegamos a Cádiz y de allí a Gibraltar. Cogimos un barco y nos dirigimos al
centro, allí nos pusimos los trajes de buceo.
-¿Estas lista?- le
pregunte a Graüben.
- Sí- me respondió.
Mi tío fue el primero en
meterse en el agua, después Graüben y por ultimo yo, cuando entre pude muchos
peces de diferentes colores, tamaños y formas, creí estar en el paraíso,
entonces mi tío me señalo hacia el fondo, y nos dirigimos hacia allí, pude ver
una gran profundidad y cada vez costaba más llegar, yo estaba muy preocupado
por Graüben cuando al final llegamos al fondo pude ver unas estructuras, así
que nos dirigimos hacia las estructuras.
- Eso podría ser la
Atlántida- pensé mientras observaba aquellas estructuras tan peculiares.
Graüben fue la primera
en llegar, seguido de mi tío y por ultimo yo, cuando por estuvimos al lado de
las estructuras pude ver que había más edificios y todos eran de estilo griego,
sin duda alguna aquella ciudad bajo el mar era la Atlántida, sacamos algunas
fotos y cuando decidimos subir, un tiburón ataco a Graüben, cogí el arpón y me
dispuse a salvarla, el tiburón era enorme y rápido pero yo conseguí clavarle el
arpón en la barriga de aquella bestia y una vez muerta subimos a la superficie.
Una vez en el barco mire a mi tío y con una sonrisa en la cara me dijo.
- ¡Lo hemos conseguido,
hemos encontrado la ciudad pérdida, y además tenemos pruebas que lo demuestran!-
Yo estaba muy
sorprendido, no me podía creer que lo hubiéramos encontrado, entonces me dirigí
hacia Graüben y le di un beso, me sentía muy feliz, y ya lo único que faltaba
era ese viaje en barco que nos esperaba de regreso a España.
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