domingo, 27 de abril de 2014

La ley de la calle.

Rusty James y Steve, antiguo amigo de la infancia, se vuelven a separar y cada uno vive una vida muy distinta y mejor que la de antes. Rusty olvida todo lo vivido anteriormente y comienza a vivir tranquilo junto a su abuela. Ésta conocía a una familia muy bien situada que tenía una empresa de elaboración de aceites. A través de ella consiguió trabajo en dicha compañía. Después de unos meses trabajando trasladó su domicilio a un piso de alquiler cerca de la vivienda de su abuela, aunque iba a almorzar a casa de ésta todos los días. En un principio la vida de Rusty en su nueva vivienda fue muy tranquila, dedicando la mayor parte de su tiempo libre a hacer deporte. El muchacho, que se solía levantar temprano y acostarse también pronto, estaba cansado por el trabajo realizado y el esfuerzo físico del deporte.

Un día, cuando estaba durmiendo escuchó un gran ruido en el piso de arriba. Parecía como si dos personas estuviesen peleando. El ruido y las voces iban en aumento y no pudo evitar subir a ver qué pasaba. El alboroto era provocado por una mujer y un hombre que estaban peleando. Rusty llamó fuertemente a la puerta y le abrió el hombre que, en actitud amenazante y violenta, le dijo que se marchara. Los dos comenzaron un forcejeo que fue en aumento. Empezaron a darse empujones y puñetazos en la misma puerta de la casa. En uno de estos empujones Rusty tuvo la mala suerte de golpear y dejar caer al hombre que, en su caída, se dio un gran golpe con una mesa que había en el salón de la casa. La mujer al ver la escena huyó corriendo muy asustada y Rusty se quedó solo con el hombre dentro de aquel piso sin saber qué hacer. Al cabo de unos minutos se presentó una patrulla de la policía que había sido avisada por los vecinos que, al escuchar el escándalo y las voces la habían llamado lo más rápido posible. Los agentes se encontraron el cuerpo del hombre ensangrentado con una gran herida en la cabeza y a Rusty muy asustado sin saber qué hacer. A ambos los llevaron a la comisaría y les hicieron un interrogatorio. El hombre y Rusty contaron todo lo sucedido y, desgraciadamente, la policía los puso a disposición judicial. Rusty pidió que encontraran a la mujer que estaba siendo agredida por ese hombre para que testificara su favor. Así, la policía emprendió la búsqueda de esta mujer hasta que la encontraron en el portal de un piso cerca de la calle en la que habían ocurrido estos hechos. La mujer conto a la policía todo lo sucedido en el juicio que se celebró y, afortunadamente para Rusty, el juez no lo condeno porque consideró que había sido un accidente teniendo en cuenta que el joven actuó para defender a la mujer. De esta manera Rusty volvió a su casa tranquilamente y el hombre fue llevado a la cárcel durante un par de años por agredir a la mujer. 

A partir de este día el joven Rusty volvió a recapacitar y prometió una vez más que no se volvería a meter en pelea, aunque esta vez iba en serio. Rusty conoció a una mujer con la que vivió una vida tranquila en Cádiz y con la que tuvo dos hijos, David, en honor a su padre, y Daniel.

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